DE LETRAS E IMÁGENES

• Entre harina y talco disfruta población de su fiesta.

N22

OCOZOCOAUTLA, (Chiapas), México. 23/02 .- Y ahí viene el culebrón de gente. Al frente la reina del Carnaval Zoque Coiteco, Paulina I, abriendo paso a los chores que gritan y bailan al ritmo del tambor y pito.
Son las 11:15 de la mañana, una hora y cuarto después de lo anunciado; la música de marimba en un aparato de sonido le da algarabía al palco donde la reina, vestida de negro, con botas, sombrero y cetro con la representación de un mono, mirará y saludará al contingente. Ahí también está la alcaldesa de este municipio, María Lourdes López López, con su comitiva, pero ella, muy bien armada, sabe a lo que va: lleva entre manos una bolsa de plástico llena de harina.
¡Viva San Miguel! ¡Viva! Empieza el bullicio, unos con harina, otros con talco, no falta el que lleva huevos, eso sí con loción y agua, y otros más con botes de espuma avientan por doquier, al de enfrente, al de atrás, a la presidenta municipal, sí, hasta la edil lleva y ella también le entra, no se diga a Paulina I, a quien habría que limpiarle la cara para reconocerla.
-Oiga ?abordamos a María Lourdes-, una entrevista, ¿cuánta gente se calcula?
-Como 20 mil personas, aparte como mil que vienen desfilando.
-¿Cuánto se invirtió?
-Como 215 mil pesos, sólo el Ayuntamiento.
Son casi cinco cuadras que están repletas de gente, ya no se ve a ningún moreno, todos, absolutamente todos, están bajo la harina, el talco y la espuma. Los lentes, cubrebocas o pañuelos, son parte de la indumentaria del día.
Viene el segundo cohuiná (grupo que organiza la fiesta) de un total de seis, ya pasó el de San Miguel Monito, de donde es representante la reina, y falta el de San Martín Obispo Tigre, Santo Domingo Caballito, San Antonio Mahoma, Mahoma Natividad y David San Bernabé.
Parten desde la 4ª Oriente Sur hasta llegar al Parque Central, donde está la Presidencia Municipal, ahí doblan para quedarse en el zócalo bailando, aventando de todo, haciendo carnaval y tomando trago en cada una de las carpas montadas para cada cohuiná.
Entre cohuiná y cohuiná van grupos de chores (danzantes) con bellos trajes regionales llenos de colores, listones, campanas y flores en la cabeza. Pasa el grupo ?Los originales de Coita?, son 35, pero hacen bulla como de 300 personas; en cada pierna llevan alrededor de 350 campanitas, 700 en total; no obstante, matraca en mano no dejar siquiera oír la música de tambor y pito.
Atrás vienen ?Los comadres carnavaleras?, vienen cargando un torito, lo encienden. Se espanta la gente, comienza a arder, se espanta también el viento y ventarrón arrasa hasta con el sombrero de la presidenta.
Claro, en el desfile no podía faltar la piña, fruta típica del pueblo, y lo representa ?El cosechador de piñas?, un chore anciano, vestido de manta, con su carretilla llena del fruto y él con machete en mano parte uno y reparte a todos, a la reina le toca su parte, también a la comitiva municipal.
No faltó el vivo que bajó a Paulina I a bailar, otro más que le dio una flor a la Ejecutiva del pueblo, pero plan con maña, le soltaron un huevazo, ella no se molesta sabe de que se trata, ?es carnaval?, dice. Otros la bajaron de la tarima y le pusieron la cara sobre un cartón que simulaba un cuerpo escultural. ?Es carnaval?, insistía.
¡Shass! Se escuchaba, ¡shass! De nueva cuenta. Era un chore con un coarta (cuerda) trenzada, alrededor de tres metros de ixtle giraba por el aire y azotaba en el pavimento. La gente se echaba para atrás, no querían quedarse sin nariz. Atrás las bromas seguían, ?El kaguamaíz? era la representación de un vendedor de Bon Ice, eso sí, muy al estilo coiteco, los bolis eran de trago.
A la vuelta del parque largas filas se forman para recibir su comida, ya era la hora del shispolá (cocido de res) que el Ayuntamiento mandó a hacer con los empleados de la Dirección de Cultura y Turismo, sí, los empleados preparan la comida para la gente, aunque sólo el domingo de carnaval lo dan.
-Calculo que alcanzará para tres mil personas, dice Isabel Gómez, quien dirige el trajín. Trajín que tendrá que repetirse el próximo año, asegura, si Dios quiere.